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Dolor de cuello y tensión cervical frecuente o crónica. Causas y consecuencias, una visión integral.

 

Dedicado a mi amiga G.G.


En nuestro centro y en nuestra práctica diaria como profes de yoga y profesionales de la salud, nos encontramos cada día con personas con persistentes problemas en su zona cervical, en el cuello que, como muchos de ellos han observado, tiene que ver con otros problemas en la cabeza, como cefaleas, problemas oculares, tensión emocional y mal humor, bruxismo, etc.


Desesperados


Muchas de estas personas están desesperadas o han tirado la toalla ante ese persistente dolor, ya es natural sentir el cuello más duro que la cara de un político. Se han acostumbrado a ello y piensan que poco o nada se puede hacer con ello; llevarlo con resignación, todo lo más.


Pero muchas de estas personas han tenido la esperanza de mejorar y lo han intentado hacer. ¿Y qué han hecho para intentarlo? Pues pueden haber ido normalmente a su médico de cabecera, el cual, o bien le ha recetado unos relajantes musculares o unos calmantes o, con mucha suerte, le ha derivado al especialista, el cual, con total seguridad, tampoco le ha dado una solución, más pastillas y más parches; quizás algún consejo bienintencionado pero con menos contenido que la biografía de un cangrejo. Hay que decirlo y repetirlo claramente; la medicina occidental, con sus principios de atacar el síntoma, de la enfermedad como invasión y curar más que prevenir, es excepcional para los problemas agudos (traumas, intervenciones urgentes, infecciones…) pero absolutamente incapaz ante los problemas crónicos (tensión y bloqueo, enfermedades degenerativas, problemas articulares, dolor crónico, problemas psicosomáticos, problemas crónicos en general).


Puede que también esta persona con el cuello o las cervicales de esa manera, haya intentado solucionar el problema por medio de fisioterapia. Una buena sesión de fisioterapia o masaje puede ser un gran alivio, siempre que demos con un profesional bien formado (no solo técnicamente). Pero el problema es que alivio y curación no son lo mismo. No hay nada de malo en aliviarse de esta forma de vez en cuando, pero si lo dejamos en ese alivio, los síntomas van a aparecer como las setas en el campo, acompañadas de Rolex si los que las buscan son vascos.
Entonces, ¿Qué hacer? ¿Tendré que vivir con este dolor toda la vida? ¿Pero qué causa mi dolor? ¿De verdad no hay nada excepto pastillas, masajes y “ajo y agua”?


Veamos el asunto en profundidad.


Causas


¿Por qué me duele el cuello y  noto esa zona tan tensa?
Desde luego, somos muy complejos, y no solo las mujeres, todos. No se puede dar una causa para todos y todas, pero sí indicar lo que generalmente causa dolor de cuello y que cada uno, dando el gran y definitivo paso, empiece a responsabilizarse de su propia salud y bienestar y sea su primer médico.


Los médicos naturistas hablan de que cada persona tiene un terreno, esto es, una zona especialmente vulnerable ante el estrés. Es decir, que cada persona, siente su exceso de estrés de una forma; hay quien lo siente más en el plexo solar y tiene problemas de estómago, hay quien siente sus lumbares peor, hay quien lo siente como dolor de cuello o tensión cervical, etcétera. Aquí ya empezamos a ver el problema como algo más integral, es decir, que nuestro dolor no suele ceñirse o deberse a la zona dolorida, como si fuera una parte que está enfadada con el resto (por ejemplo, Cataluña) y esté en armas. No somos una yuxtaposición de órganos, tejidos y células con escasa relación las unas con las otras. Somos un organismo holístico, esto es, cada parte es en sí misma pero también es al conjunto, como tanto y tan bien señala el extraordinario autor Ken Wilber. Por tanto, una primera aproximación sería decir que puede que estés sintiendo tu “terreno” pero debido al estrés general y la solución, por tanto, haya de ser más general que particular.


Una gran aportación en este nivel holístico la daba el gran maestro K. Durkheim. En su libro, “Hara, centro vital”, afirma que el occidental, con su particular cultura, está literalmente descentrado. Ha perdido su natural centro de gravedad, el abdomen, y está centrado en la parte superior de su cuerpo. Este descentramiento está debido tanto a malos hábitos, en general, como a su necesidad de control, sus profundos miedos a que el momento no vaya por donde él quiere que vaya. Intentar con todas las fuerzas que deje de llover mejor que acostumbrarse a la lluvia, podríamos resumir en una frase. Seguimos viendo el problema de un modo integral, desde nuestro punto de vista radicalmente distinto al establishment médico/farmacéutico.


Desde el campo de la Psicoterapia Bioenergética, con Alexander Lowen, todo esto también está profusamente estudiado, estableciendo, incluso, correlaciones entre tensión y tipos de carácter. No es nada descabellado pensar que nuestras creencias y modos de pensar y sentir tienen consecuencias a nivel muscular, endocrino, postural, etc.


Muchas otras ciencias integrales han estudiado en profundidad la relación mente-cuerpo o emociones-cuerpo. Desde luego en oriente, el yoga, el chi-kung, o la medicinas tradicionales de esas dos gigantescas culturas orientales, la india, con su Ayurveda y la china con su MTC.
Por tanto, con todo lo dicho, podemos concluir varias cosas:


-que el problema no suele ser que una parte del cuerpo sea muy rebelde y nos de problemas, sin más
-que el problema puede ser más complejo de lo que parece (la vida es más compleja de lo que parece, dice el inmenso Jorge Drexler) y pueden (y suelen) estar implicadas emociones, hábitos físicos y mentales, estrés excesivo, etc.


En este punto, siempre que hablamos de esto en público, hay alguien que dice algo así:


“Pues yo  tengo un primo en Murcia que tenía un dolor terrible en el cuello durante años y al final le descubrieron que era una hernia, le recomendaron reposo y una medicación fuerte para el dolor. Y ahora está bien, sin dolor ninguno. A ver, que no puede conducir y duerme mucho, pero no le duele. Y no tiene que estudiar a los chinos ni ninguna otra gilipuertez, tanta tontería ya…”


La capacidad del ser humano para cerrar su mente, atrincherarse en sus miedos y de paso, tocar las narices, es siempre subestimada.
Por supuesto que cada caso es particular, somos muy complejos. En este sentido hay que ser muy práctico, como dicen los chinos “si te funciona, funciona”. Ahora bien, no busquemos la llave debajo de la farola simplemente porque hay más luz. Si queremos peces, mojémonos el culo, si quieres tener otro cuello y otra vida, no hay otra que implicarse.

 

Otro cuello, otra vida


Como decimos, tener un cuello tenso o bloqueado, nos condiciona la vida. Según las medicinas orientales, la enfermedad surge del bloqueo. La energía vital (Prana, Chi…) se estanca allí donde el bloqueo, cual antidisturbios en una manifestación, impide la libre circulación. En este sentido, el cuello crónicamente bloqueado impide, ni más ni menos, ni quito ni pongo, el acceso de energía y sangre (donde hay sangre hay energía y donde hay energía hay sangre, dice la MTC) a la cabeza, cerebro, cara, etc. Las consecuencias de estas restricciones no son nada aconsejables, como es fácil de comprender. Además estamos hablando de una zona donde se encuentra el tallo cerebral y la garganta y el cuello, la unión del cuerpo con la cabeza.


Cambiar la relación con el cuello, conseguir controlar su grado de tensión puede cambiar nuestra vida, nuestro humor, nuestro carácter (como decía el gran Durkheim), nuestra energía, etc. ¿Has observado la voz chillona y aguda de las personas y la relación con su tensión cervical? O ¿has observado como tu voz se hace más quebradiza y aguda con tu tensión? La voz dice mucho de las personas y también de su tensión cervical.

 

Menos enrollarte y más remedios


Sí, sí, todo esto está muy bien, creía que mi dolor era una simple putada y parece que tiene que ver con los chinos, con los indios y con el sursum corda, pero, ¿puedo hacer algo con ello o me tengo que ir a vivir a la India directamente?


Bueno, comprender es un primer paso a actuar correctamente. Te digo que consideres todo lo que aquí afirmamos, no para saber que tu dolor es así o de la otra forma, si se queda así será un conocimiento estéril. A partir de estas reflexiones te voy a proponer unas cuantas medidas que de ser aplicadas con constancia y seriedad, pueden ayudarte mucho, aunque, por supuesto, como digo, cada caso es diferente y particular. Pero hay muchas, pero muchas posibilidades de que esto mejore. Pero no tienes que creer o dejar de creer, sino experimentarlo y ver qué pasa. La experiencia nos dirá qué grado de razón tenemos o no.

 

Medidas


1.-Mindfulness


Muchos médicos prescriben rápidamente al ver un dolor agudo de este tipo (cervical, lumbar, etc.) un relajante muscular. Y eso suele ayudar. Te tomas uno, y oye, parece que funciona, notas menos peso, menos tensión, además te está entrando un sueño más rico…
Por supuesto, el problema es que nos relaja integralmente, y si tenemos que preparar la comida de mañana o ir a recoger a nuestro niño a la guardería, pues que viene un poco mal.  Nada nuevo bajo el sol, los mismos problemas que ofrece la medicina alopática occidental, efectos secundarios, tratar síntomas, etc.


Ahora bien, ¿te imaginas poder relajar tus zonas más bloqueadas mientras que además recuperas tu energía, te sientes mejor y sin ningún efecto secundario?


Venga ya, ¿has inventado la nueva pastilla panacea sin efectos secundarios o qué?


Pues no, no es un invento actual sino muy antiguo, y puede hacer esto y mucho más en tan solo un rato de práctica al día. Se llama Mindfulness y sus efectos contra la tensión crónica localizada han sido avalados y extensamente utilizados en hospitales, clínicas y en infinidad de centros de salud con extraordinarios resultados.


¿Pero de qué se trata esto tan “maravilloso”? (no sé yo si éste nos está vendiendo un nuevo crecepelo)


Pues se trata de, básicamente, de sentarse y realizar un trabajo interno de concentración, visualización, atención, etc. Y luego, en la medida de lo posible, desarrollando esta capacidad de atención, esto es, de estar donde se está en el resto del día (aunque suene a Perogrullo). Los efectos para nuestro cuello de, simplemente, 15 minutos diarios, pueden ser inmensos.


Vamos a ver si me aclaro… así que lo que no ha conseguido un montón de médicos con sus títulos, de fisioterapeutas, de medicinas, ¿lo puede conseguir hacer ciertos ejercicios sentado como un saco de patatas? Pues exactamente así es, bueno, más bien, sentado como un guerrero en lucha por crecer y estar mejor en el más amplio de los sentidos.


Pero como digo, creer o no creer no sirve de mucho. Si logras superar tus trincheras de la estrechez mental y los miedos, pruébalo un tiempo y mira resultados. ¿Qué puedes perder?


Puedes acercarte a este Mindfulness con nuestros cursos, nuestros audios en la web o con libros que te puedo recomendar.


2.-Cambio de vida


Tu dolor de cuello puede tener mucho que ver con tu estilo de vida; esto es, demasiado estrés, un estilo de afrontamiento de este estrés nada saludable, poco cuidado personal (y no me refiero a echarse cremas por la noche ni que el champú tenga Aloe Vera). Me refiero a que creas que el estrés excesivo es algo natural, que el que no puedas dormir o siempre te duela algo es lo normal; que el estar a menudo de mal humor o con ganas de estrangular a alguien es algo que le pasa a todo el mundo, o que tengas menos energía que un caracol anémico es la condición natural del ser humano. Cuidar tanto la salud física como la emocional es esencial.


En este caso, haz algo por ti mismo/a y empieza a cuidarte.


Cosas que puedes hacer para ello: date tu tiempo para practicar tus aficiones, ponte un límite en tus obligaciones (caiga quien caiga), deja de ser la chacha de nadie (ser madre o ser padre no significa suicidarse en vida), come bien, haz un deporte que te guste, ten vida social, recurre a un psicólogo o coach si te sientes estancado/a, lee, escucha música, disfruta de la vida, practica sexo con tu pareja, crece, goza, vive.


Uff, no sé si podré hacer algo de esto… Bueno, si lo quieres con la suficiente fuerza, acabarás pudiendo.


3.-Haz yoga u otra disciplina de salud integral


El yoga y los métodos de relax y crecimiento orientales (chi kung, Karate, Aikido, danza oriental, etc.) o en esa línea (Pilates) pueden ser mucho más que un simple moverse. Es ir estableciendo unas nuevas relaciones con tu cuerpo y con tus bloqueos. Desde mi experiencia lo veo cada día. Eso sí, si  practicas algo de esto, no te quedes en la superficie e intenta profundizar en ello, no utilices esa técnica de la gallina, de picar aquí, picar allí. Puede darte mucho más de lo que imaginas.


En nuestro centro te ofrecemos esto desde nuestra filosofía de low cost.


4.-Ejercicios específicos, automasaje, masaje, reflexología


Desde la comprensión de que estos ejercicios, o un ligero automasaje, o un masaje o técnica fisioterapéutica pueden ser grandes alivios, pero eso, alivios, no está mal apoyarte en ellos. Pero no le pidas peras al olmo, es complicado que este alivio trascienda a curación (aunque cosas más raras he visto yo con estos ojitos, desde luego). Lo normal es que por muy bien que seques el suelo, si el grifo sigue goteando, se vuelva a encharcar. Pero bueno, a veces, viene muy bien pasar la fregona.

 

Conclusión


La conclusión para todos aquellos que tenéis el cuello y las cervicales mal, aplicable también a cualquier otro dolor o malestar crónico no puede ser más que esta:


Abre tu mente, toma el mando de tu cuello y de tu vida, hazte responsable, escucha a quien tiene algo que decirte, no creas nada, sé razonablemente escéptico pero experiméntalo todo, y con todo convencimiento creo que tu búsqueda tendrá un feliz resultado y tu vida será una vida mejor, y por extensión, la de quien te rodea, puesto que como dice aquella bonita frase, “cuando algo evoluciona, evoluciona todo lo que le rodea”.


Jose Bravo

 

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