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Películas para crecer

 

Custodia compartida (Xavier Legrand-2017)

 


Dedicamos esta recomendación a una querida clienta nuestra, con un caso muy parecido al de la película, una luchadora valiente, y que ni la psicopatía de su ex-marido ni la corrupción y locura del sistema, pueden con ella. Bravo por ella y por todas.


Argumento

 

El argumento de esta película no puede ser más realista y común en nuestros días: un matrimonio se separa y la mujer se queda con la custodia de los niños. Hay graves indicios (se intuyen más de los que son mostrados en el argumento) de que el marido es un tipo nada de fiar, un maltratador, una buena pieza, pero aún así, con muchas tretas consigue tener más contacto con la familia del que debería tener por su abusivo y psicópata comportamiento. Desde ahí, todo se va complicando.


Lo mejor

 

Esta película refleja fielmente un caso típico, tan visto por quienes nos dedicamos a la psicoterapia; esos casos de los cuales, en general, oímos simplemente un momento en la radio en el coche o en la noticias (y otra mujer asesinada o maltratada delante de sus hijos en tal lugar). No vemos, aunque tal vez intuimos, el grado de sufrimiento, miedo y locura que arrastra el caso, el grado en que el estado (y los demás) deja o dejamos a personas a su suerte ante un ser desquiciado, o nos sentimos impotentes para protegerlas. 


Y el papel principal en ese estado de derecho, claro, corresponde a los sistemas de seguridad y a los que tienen una mayor responsabilidad en el sistema judicial, es decir, los jueces. Por supuesto que entiendo que ser juez es una tarea ardua, y más en una cultura que cree que el conocimiento técnico y teórico puede y debe solucionar todos los problemas. Los jueces son entrenados para aprender leyes, jurisprudencia, derecho, es decir, para cultivar sus conocimientos, pero nadie los prepara para tener empatía, sentido común, ecuanimidad. El gran Erich Fromm diría que TIENEN  “conocimiento de la justicia” pero que no SON ni conocimiento ni justicia. Carecen de lo que en cualquier cultura sensata se tendría por sensato; que el juez sea el más sabio, que significa no ser el más culto sino el más ecuánime e imparcial, capaz de decidir con equilibrio.


Por supuesto que hay y habrá muchos casos donde la mujer abuse de su condición para sacar mayor partido en un divorcio, pero no parece lo más común. Este caso que presenta la película me parece mucho más paradigmático (miremos estadísticas y veamos).

Los que niegan el lamentable machismo que viene arrastrando nuestra cultura desde hace mucho (desde que la “mujer fue extraída de una costilla masculina”…) se agarran a esos abusos femeninos para justificar estos “fallos del sistema” donde las mujeres, y por extensión sus hijos, son acosadas hasta extremos terribles, como en la película. 


Pero el machismo fue y es una realidad. Es sorprendente cómo las personas establecemos nuestros límites en base a nuestra cultura y los valores imperantes, cómo la cultura nos influye. Es por eso que las personas más avanzadas cuestionan lo recibido y las menos dicen: “claro, eso es así, de toda la vida”. Solo en el contexto de una cultura notablemente machista se puede entender que un hombre se permita a sí mismo sentir, como el hombre de la película, “que su mujer le deje no está bien, no es el orden natural de las cosas, que su mujer debería ser sumisa y acatar sus desmanes”. Al fin y al cabo, como dijo Picasso, que como pintor era un genio pero como persona dejaba bastante que desear, sobre todo en la relación con las mujeres: “las mujeres son máquinas de sufrir”.


Yo creo que en todo conflicto hay dos posturas que podemos adoptar; la supuesta y la sensata. La supuesta es en la que nos identificamos con una de las partes, la que nos representa supuestamente y defendemos esa postura contra viento y marea. Por ejemplo, convertir estos problemas en una lucha de sexos. Entonces cada hombre defiende a los suyos, los hombres, y desde el temor a que le quiten derechos y que una vez le pase esto y una mujer abuse de él. Esta postura sería, por ejemplo, ver el machaque brutal recibido por la raza negra durante siglos como una lucha de razas. Nada de eso. Es una lucha de la sensatez contra la psicopatía. Y también esta postura es la que adoptan, por ejemplo, los judíos u occidentales que, viendo el obvio genocidio de Gaza, justifican toda atrocidad de una forma u otra pues el genocida gobierno Israelí “simplemente se defiende como país y defiende occidente de los orcos/árabes” (matar niños no es tan malo cuando hay una razón detrás…). 

Pero hay otro tipo de postura, la sensata, que consiste en comprender que matar o acosar a alguien, sea mujer, negro, gitano, de Málaga o de Chinchilla-Albacete, es una burrada y no se puede consentir. Se trata de tener la justicia por criterio, no de idiotas identificaciones sexuales, de raza o de nacionalidad. Defender a las mujeres si, como es obvio, han sido machacadas toda la historia, sin decir ingenuamente que las mujeres son santas (yo personalmente he conocido más psicópatas mujeres que hombres), es una obligación con la justicia. Decir que casos como los de esta película son INSOPORTABLES es algo necesario y esta película lo muestra bien claro.


Lo peor

 

Me parece una película sobria y muy bien contada y dice lo que quiere decir claramente. Podría, tal vez, ser más inquisitiva o psicológica en algunos puntos, por ejemplo en entender por qué el hombre es tan pedazo de bestia.


Cómo me ayudará a crecer

 

Esta película nos ayuda a reflexionar sobre la psicopatía y el machismo, una realidad brutal. Desde hace demasiado tiempo las mujeres son agredidas física y sexualmente (yo he oído en terapia cientos de relatos de abusos sexuales a mujeres, abusos muy diferentes perpetrados a personas que no iban a terapia por ello, sino que lo habían sufrido como algo normal, como algo consustancial a la condición de ser mujer, si no lo crees, habla con varias mujeres al azar a ver qué te cuentan), mujeres explotadas, casadas siendo niñas, esclavizadas, con la mayor carga de trabajo, discriminadas, sin poder de decisión ni siquiera sobre su cuerpo o sus hijos, víctimas de esa misoginia tan extendida,


Nuestra cultura, en mi subjetiva opinión, fue fundada y esculpida por hombres y concretando más, por hombres misóginos. Podríamos citar cientos de frases de ese profundo asco y odio que a tantos “sabios fundadores” les inspiró el género femenino.


Platón dijo que “la mujer es una degeneración del ser humano”, muy bien, mientras que su discípulo Aristóteles dijo “que la mujer es el ser imperfecto”. El filósofo Boecio, filósofo de cabecera del mítico personaje Ignatius Reilly de la novela “La conjura de los necios” dijo: ”la mujer es un templo levantado sobre una cloaca”, qué bonito. El gran Charles Darwin, figura esencial en la ciencia dijo: “La mujer ocupa un grado evolutivo entre el hombre y el niño”, muy riguroso, ¡bravo Charles! El gran novelista ruso Dostoyevski, el que Nietzsche dijo mejor psicólogo de la historia, se atrevió a decir: “la vida de toda mujer, diga ella lo que diga, no es más que encontrar a quien someterse”, y se quedó tan ancho el tío. En cambio, el gran misántropo y misógino y ser patológico en general, Arthur Schopenhauer, gran odiador de mujeres, claro, dijo: ”solo el aspecto de la mujer revela que no está destinada ni a los grandes trabajos de la inteligencia ni a los grandes trabajos materiales” y en otra de esas joyitas dijo: “solo obnubilado por el impulso sexual, el intelecto masculino pudo haber llamado bello sexo a seres de baja estatura, hombros estrechos, caderas anchas y piernas cortas”. Un gran seguidor del anterior “ser de luz” fue Nietzsche, otro que tal baila, quien dijo: “cuando una mujer tiene inclinaciones doctas, de ordinario hay algo en su sexualidad que no marcha bien”, muy bien, a la altura de su maestro. Y terminando este terceto de pensadores modernos maestro-alumno al estilo de Socrates-Platón-Aristoteles, nos encontramos al alumno de Arthur y Friedich, Sigmund Freud, que en una vida dedicada entre otras muchas cosas a decir lo locas y desgraciadas que eran las mujeres por serlo, dijo: ”las niñas sufren toda la vida el trauma de la envidia de pene tras descubrir que están anatómicamente incompletas”. Sobran los comentarios.


Esto es solo un pequeño ejemplo de la base machista en la que nos movemos. Uno, ante esto, se hace dos preguntas: primero, si estos señores “tan sabios” nacieron por generación espontánea y no de una mujer a la que agradecerles la vida, o si no tenían una amada compañera a la que mirar a los ojos y decirle “lo basura que era ella y su género”. La segunda pregunta es que desde esos presupuestos tan “sensatos” no se comprende mucho mejor la intolerancia, la violencia, la brutalidad, el abuso a esos “seres abyectos, esos abortos de ser humano, esa basura” que dicen que son las mujeres. Parece exagerado decir esto, pero es lo que en alguna medida, y quiero pensar que va a menos aunque a veces cuesta pensarlo, hemos heredado.


Reflexionemos pues, con esta película sobre el sufrimiento de tantas mujeres y niños y de estar al margen de “los temas privados”, como se dice a veces. El tema de esta película nos incumbe a todos y debería preocuparnos a todos.

Por todo ello recomiendo esta película


 

 

 

 

 

Barbarroja-Akira Kurosawa (1965)

 

Barbarroja película


Argumento

 

Hoy recomendamos una película bastante antigua. El gran cineasta japonés Akira Kurosawa, famoso por sus películas humanistas, con corazón, llega a la cima de sus creaciones en esta historia, la historia del doctor Barbarroja, que no es un pirata como pudiera parecer por el apodo, sino un médico  peculiar. Este doctor dirige un hospital de la época, donde se ven todo tipo de casos y enfermedades y donde no se rechaza a nadie, aunque no pueda pagar el tratamiento. La película presenta a este doctor Barbarroja y la evolución personal del joven doctor Yasuoto, un joven arrogante que llega, para su irritación, a colaborar en este hospital (y como Pepelu en la desternillante serie “Poquita Fe” dice “Pero qué Cesto”)


Lo mejor

 

Es una película estremecedora de principio a fin; como el Quijote, preñada de pequeñas historias locales que encajan perfectamente en la narración global, historias que suelen hablar de lo mismo: que la vida es frágil, que lo seres humanos somos frágiles y que el sufrimiento parece demasiado común, demasiado generalizado. 

Pero ante ese sufrimiento se pueden adoptar muchas posturas; la desesperación y el nihilismo, la de “ande yo caliente”, la de “y a mí qué me importa”, o la de ir más allá y abrirse a la vulnerabilidad completamente, como expresa extraordinariamente la monja budista Pema Chödrön en su excelente libro “Cuando todo se derrumba” y ver que la fragilidad  humana, si no se mantiene un conflicto con ella, da mucho sentido a la vida. 

Ante la fragilidad de la vida se puede elegir crecer y servir, dejar de bostezar y perder el tiempo y dejar de decir como decía la egoísta Susanita, amiga de Mafalda: “qué mal está el mundo, menos mal que queda tan lejos…”. Se puede elegir cuidar para cuidarse y cuidarse para cuidar, huir de la huida permanente y abrir el corazón finalmente y tener una vida extraordinaria.


Lo peor

 

Hay quien le cueste ver una película antigua, en blanco y negro y encima en japonés, con los subtítulos. Y lo de siempre, acostumbrados a mis odiadas películas de superhéroes y super tonterías, nos parecerá quizá sosa; como me dijo una vez un chico en terapia: “a mí no me gusta el cine español…nunca explota nada…”


Cómo me puede ayudar a crecer


Necesitamos ejemplos urgentemente que nos digan que realmente otra vida es posible. Que nos digan que  hay  alternativa a la adicción a los putos videojuegos, a las redes, al consumismo, que existe una alternativa a una vida de brutal autoexigencia y neurosis, que hay alternativa a ser un megafriki agarrado la pensamiento mágico o a una nueva “religión” new age o esoterismo barato como un gato a unas cortinas, que hay alternativa a una vida de mierda, de narcisismo, de usar las personas como kleenex, de compulsión, de depresión, de lavarse las manos, de, como dice la genial película Trainspotting “preguntarse el domingo por la mañana quién coño es uno”. Necesitamos ejemplos que contrarresten el bombardeo diario en las noticias de ladrones y amargados, de fascistas y criminales, de “los más listos de la clase” que saben hacer útiles a los demás. (El gran Jorge Drexler en su canción Silencio lo expresa muy bien:  “Todo el mundo intentando venderte algo/intentando comprarte/queriendo meterte en su melodrama/su Karma, su cama, su salto a la fama/su breve momento de gloria/sus dos megas de memoria…”

Necesitamos ejemplos y esta película lo es. En realidad eso es un maestro. En nuestra particular forma de ver el mundo en occidente, donde creemos que el “conocimiento intelectual” es todo, y así nos va, creemos que el maestro es aquél que nos da una herramienta, una directriz, un consejo que cambia nuestra vida. El terapeuta, en cuanto figura pedagógica, es requerido de igual forma; en terapia la mayoría de las personas dicen “vengo para recibir herramientas que me ayuden a mejorar”. 

Pero en realidad, ni en el caso del maestro ni en el del terapeuta su principal aportación es el consejo o la herramienta, sino su ejemplo. En el maestro o en el terapeuta vemos que realmente “OTRA VIDA ES POSIBLE”,  que no es otro cuento más, de esos que decía el poema “Todos los cuentos” del gran León Felipe, que es posible realmente, que una forma mejor, más sana, con menos ira, con menos trauma, con menos depresión es posible. Entonces, cuando la persona ve a un Maestro o interacciona con un buen terapeuta (y encontrar cualquiera de las dos es bastante complicado, para nuestra desgracia), la persona dolorida o en desequilibrio, siempre que esté en disposición receptiva, ve que esa persona le dice sin palabras que él mismo puede estar increíblemente mejor, que hay que trabajar duro, pero que merece la pena y que el maestro o el terapeuta fueron “cocineros antes que frailes”, pues son personas tan frágiles y en algún momento tan confusas como él mismo o ella misma.

Eso hace esta película, mostrar ejemplos de que otra vida es posible, que este mundo no es, parafraseando la canción, una simple lucha de “ratas de dos patas”.

Es por todo ello, por lo que recomiendo mucho esta película.


 

 

 

Buffalo 66 (Vincent Gallo 1998)

 

buffalo 66

 

 

Argumento:


Hoy recomendamos un clásico, una película con algunos años ya, pero que merece mucho la pena recordar y ver, si no se ha visto, e incluso volver a ver, pues tiene mucho jugo y mucho que mostrarnos. 
Cuenta la tormentosa historia de un día en la vida de Billy, un joven con bastantes problemas. En ese día Billy sale de la cárcel y va a visitar a sus peculiares padres, pero no quiere ir solo y dar sensación de soledad y de fracaso (así lo siente él), y ni corto ni perezoso rapta a una chica muy bonita con la que se encuentra. A partir de ahí toda una desventura en casa de estos padres suyos tan sui generis, luego planificando sus venganzas personales y esta relación también extraña, todo es extraño cuando uno está alienado, con esta bonita joven.

 

Lo mejor


Lo que más me llama la atención es lo bien reflejadas que están las dificultades emocionales en el protagonista. La película es como una radiografía de la enfermedad mental, vemos como con rayos x el origen, el desarrollo y el progreso de las dificultades de Billy. Las dificultades emocionales son, ante todo, una ruptura interna, una grieta en la propia psique, un enfrentamiento entre emociones, tendencias, “voces” internas. Todos tenemos algún grado de “desintegración emocional”, esas diferentes tendencias referentes a temas abiertos, contradicciones sangrantes, traumas de los que se huye porque se los teme mucho, pero, paradójicamente, cuanto más se huye más se los teme y cuanto más se los teme, más se huye, desarrollando patologías cada vez más grandes. 
Cuando esa desintegración emocional pesa tanto que rompe la propia capacidad de soportarlo, aparece una respuesta vital en la línea de Billy; un trauma andante. Por supuesto, todas estas consideraciones, esto que los terapeutas experimentados vemos cada día en las sesiones, es obviado sin más por el sistema biomédico cientifista, donde todo se reduce a hormonas, neurotransmisores, fallos biológicos que, oh casualidad, se “resuelven” con la pastillita de mi amigo el de la farmacéutica. 
La gran autora Candace Pert dice: “a menos que podamos medir algo, la ciencia no admitirá que existe, razón por la cual la ciencia se niega a tratar con “nadas” como las emociones, la mente, el alma o el espíritu”. El psicólogo Daniel Goleman dice: “una cultura que obvia las emociones, es una cultura ciega”.

 

Lo peor


Me cuesta ver algo que no me guste, como obra de arte, creo que es muy redonda, muy sensata, muy equilibrada; quizás algunas cuestiones que ocurren parecen demasiado poco predecibles, como que no encajan en la reacción de un ser humano mínimamente sano. Pero en verdad el ambiente general es muy tóxico.

 

Cómo me puede ayudar a crecer


Nunca está mal, como siempre digo, acercarse al dolor humano en cualquiera de sus formas, en este caso, muy psicológica, traumática, familiar. Podremos reconocer en alguna medida a nuestra familia y sus seres tan extraños, que a veces preguntamos de dónde narices han salido. 
Veremos magistralmente la oscuridad que se adueña de las personas, las decepciones que las van marcando, los traumas que les van pudriendo el alma golpe tras golpe, burrada tras burrada. Nos ayudará a reconocernos, tal vez, en cómo todos en alguna medida somos víctimas y ejecutores de la neurosis, la oscuridad y su consecuencia final: la incapacidad de amar. Y a fuerza de seres incapaces de amar logramos un mundo sin amor. Y como dice aquella frase: “un mundo sin amor es un desierto”. Nos ayudará a comprender el desierto en el que, en alguna medida, estamos viviendo a escala planetaria.
Por todo ello, recomiendo mucho esta película.

 

 

 

 

 

El caftán azul - Maryam Touzani (2022)

 

 

Argumento


El caftán azul es una película sutil, sencilla en apariencia pero profunda en contenido. Nos cuenta la historia de Halim y Mina, un matrimonio marroquí bastante peculiar y diferente. Las inclinaciones de Halim, sastre especialista en hacer el Caftán (una famosa prenda árabe), la enfermedad de Mina, un aprendiz que les produce un fuerte impacto en sus vidas, van desarrollando una historia preciosa de amor, comprensión, tolerancia, y dignidad ante las dificultades.

 

Lo mejor


Película muy humana y humanista que nos habla de la vida, siempre “entre el espanto y la ternura” que diría el gran Silvio Rodriguez, con sus imperfecciones, su deseo, su lucha, sus decepciones, su enfermedad. Y nos ayuda a mirar una cultura distinta y una relación distinta, basada en otras cosas que en la simple atracción sexual. Se ve en la práctica que el amor es un fenómeno poliédrico y complejo: los griegos distinguían entre eros, o amor sexual, ágape o amor incondicional y filia o afinidad y compañerismo. En ello se inspiró el psicólogo Steinberg para formular su triángulo del amor; que en su caso comprendía pasión, intimidad y compromiso. En esta película podemos ver que el amor es complejo y no unidireccional.
Además, la película es una apología de la dignidad ante la enfermedad inevitable.

 

Lo peor


Resultará tal vez lenta o aburrida para los amantes de la acción sin descanso, los efectos especiales continuos o las tramas retorcidas como mente de político. Hay quien se sentirá ofendido por lo que se presenta, lo tachará de inmoral o bizarro, pero lo que nos resuena, es por algo.

 

¿Cómo me puede ayudar a crecer?


La película nos ayuda a reflexionar sobre temas esenciales: la enfermedad, el amor no posesivo, la sexualidad, la apertura mental, la dignidad. Además, nos acerca a una cultura que subestimamos o despreciamos a menudo con la etiqueta de subdesarrollada o con nada que aportarnos.
Por todo ello y, por emocionarnos, recomiendo mucho esta película.

 

 

 

La Ballena - Darren Aronofsky (2022)

 

la ballena carátula

 

Argumento:

 

Esta película es una historia triste pero no pesimista. Es la historia de un profesor de literatura con obesidad mórbida y una salud muy deteriorada. Nos metemos en la piel de este hombre y sus errores, sus contradicciones, el afán de conectar con su hija, el odio a sí mismo y su lucha contra los elementos.


Lo mejor:

 

Un guión intenso y muy bien hilado, un personaje muy creíble y una situación que los terapeutas experimentados vemos como muy habitual; decisión controvertida, odio a sí mismo, adicción, cuesta abajo. Y todo siendo una especie de “Moby Dick” deshauciado pero agarrándose al último rayo de esperanza.


Lo peor:

 

Comentando lo buena que es la película, algunos clientes me dijeron que era demasiado dura, demasiado cruda, el odio a sí mismo demasiado descarnado. Pero ya sabemos que lo que nos duele, por algo nos duele, con lo cual, lo mejor no es huir de ello sino exponernos. Puede ser un tanto dura, es verdad.


¿Cómo me puede ayudar a crecer?

 

Una importante función del arte es cultivar la empatía en su aspecto emocional, esto es, la identificación con el dolor ajeno. Al meternos en la piel de este hombre y su brutal sufrimiento sentimos que, como dijo Goethe “no he oído de un crimen que no pudiera haber cometido yo”. Ese que desde el exterior podría verse como un “adicto zampabollos”, lleva una pesada mochila que se ha tragado, y verlo nos conmueve y nos humaniza. No es una época, por desgracia, que sobre la empatía, así que, recomiendo mucho verla.

 


 

 

 

 

 

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