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Apagar el fuego con fuego, una visión psicológica de nuestros problemas políticos.


Hace unos 2500 años Siddharta Gautama el Buda afirmó que era absolutamente imposible apagar el fuego con fuego y que el odio no se podía calmar con más odio.  Parece una idea bastante comprensible y sensata, quizá demasiado sensata para la desquiciada época en que nos ha tocado vivir.


Hace ya unos años, apareció, como todos bien recordaremos, un grupo de jóvenes  reivindicativos que luchaban o decían luchar por un mundo mejor, forjado en las protestas y la enorme insatisfacción creada en base a una crisis brutal y unos recortes que pensaban en todo menos en las personas que sufrían esa crisis.  Al frente del grupo político que finalmente se constituyó estaban dos profesores de políticas extraordinariamente brillantes:  Iglesias y Errejón. Ese movimiento político, que se decía diferente a cualquier otro, formado por personas que decían no pretendían un enriquecimiento personal, que decían ser parte del pueblo y nunca de las élites, que hablaban de castas y de una verdadera democracia o gobierno del pueblo, enfrentando ese horrible patriarcado, y que fue apoyado por muchas personas y por mucha ilusión, hoy está en las últimas, ilustrado en la evolución de esas dos figuras brillantes: Iglesias y Errejón.


La conclusión a la que yo llego, desde mi visión particular, es que estas personas, estos dirigentes brillantes y eruditos, trataban de apagar el fuego con fuego.  Me explico:  un pilar fundamental es la lucha contra el patriarcado, que en su definición es la lucha contra el poder masculino en su peor versión, el machismo y una visión explotadora y salvaje de la naturaleza,  acercándose a postulados ecológicos o ecologistas.

Digo que es apagar fuego con fuego, porque esa visión del patriarcado es muy diferente a la que yo tengo. La mía está basada en el gran psiquiatra y maestro Claudio Naranjo.  La postura del doctor Naranjo es que el patriarcado no es simplemente la dominación y explotación masculina o de origen masculino.  Desde luego que ese tipo de patriarcado,  ese machismo imperante, es en mi opinión una absoluta realidad, como bien se puede ver en la extraordinaria serie Querer,  donde no sólo llama la atención que un hombre trate a su mujer como un objeto más, sino más allá, que la sociedad y la cultura justifique ese comportamiento. Solo desde una visión profundamente patriarcal, machista y misógina puede justificarse esa visión machista del mundo.

Pero el doctor Naranjo va más allá, para el doctor Naranjo,  viene extraordinariamente explicado en su libro “La agonía del patriarcado”, el patriarcado significa:


- Que las personas somos seres complejos, en concreto tricerebrales, como venía apuntando la antigua sabiduría, por ejemplo el gran maestro Gurdjieff, que afirmaba que el mal de las personas tiene que ver con las dificultades para compenetrar a sus tres cerebros, y ha confirmado la ciencia moderna de forma apabullante.

- Esos tres cerebros los etiqueta Naranjo como:  cerebro racional, o padre; cerebro emocional, o madre y cerebro instintivo o hijo. 

- El patriarcado, según el doctor Naranjo, tiene que ver con haber apostado todo a nuestro cerebro padre, es decir a la razón y al cientifismo,  de tal forma que hemos anegado nuestros dos cerebros restantes y nos hemos cargado desde hace mucho todo el equilibrio necesario para una vida sensata. En todas las personas existen los factores o tendencias patriarcales y matriarcales. El doctor Naranjo no cree que tener un cerebro patriarcal o una razón sea algo negativo, o que hayamos de basar nuestra cultura o sociedad en otro tipo de cerebro, matriarcal o instintivo. Tendremos que fundamentar nuestra cultura, cualquier cultura sana tendría que hacerlo, en el equilibrio y el reconocimiento de toda nuestra complejidad.


Ocurre que nuestra cultura es extraordinariamente patriarcal; por una parte como se dice desde el feminismo,  un machismo imperante,  pero aún mucho más en esta compleja visión del doctor Naranjo.  Somos una cultura absolutamente entregada a la razón y a la ciencia llevada al extremo, excluyente y ciega, llamada cientifismo.


Desde estos patrones patriarcales, estas figuras políticas brillantes y eruditas, quisieron apagar el fuego con fuego, quisieron cambiar estructuras sociales desde el conocimiento que no desde la sabiduría.  Una de esas figuras, Iglesias, cuya personalidad es bastante narcisista, cultivó,  como suele pasar con estas personalidades, la egolatría, la vanidad, el conflicto constante, y por último, una salida más bien triste.  En el caso de Errejón, la cosa fue aún más grave, detrás de sus palabras y de sus brillantes análisis políticos, se maceraba a fuego lento un monstruo, un depredador sexual.


Hemos visto muchas veces este perfil, el profesor o el erudito que sabe de todo menos vivir. En la extraordinaria novela Rayuela, el Protagonista, Horacio Oliveira, quizás una especie de Alter Ego de su autor, Julio Cortázar, es una persona muy culta capaz de pensar pero incapaz de vivir, justo lo contrario a su pareja, la maga, persona incapaz de pensar pero capaz de vivir y ser feliz.  Hemos visto este perfil muchas veces, en Zorba el griego, el protagonista es un profesor igualmente cegado en ese patriarcado interno, y termina siendo iniciado en la vida por un personaje analfabeto pero sabio en experiencias y en inteligencia emocional.

Pero tenemos este esquema grabado a fuego. Recuerdo a una persona en terapia que me decía, ante sus problemas de pareja, que jamás se esperaba esto pues coincidían mucho en sus ideas políticas y los libros que leían, esta persona era incapaz de comprender que el humano no es un ordenador que tenía una serie de programas instalados, que es algo infinitamente más complejo.

Pero seguimos absolutamente ciegos a esto, creyendo, como dice Naranjo, que conocimiento y sabiduría son lo mismo, haciendo cursos y cursos para realmente ver la luz, incapaces de ver que mirar hacia adentro es tan importante como mirar hacia afuera. Esto no es una apología contra el formarse o leer, algo necesario pero nunca suficiente; es una apología a ver la complejidad de las personas, pues sin esta sabiduría, como ha pasado en esta revolución de mercadillo, estamos apagando o intentando apagar fuego con fuego, es decir haciendo básicamente el idiota.  Y una vez esa revolución fracasó, una más, los descontentos del sistema y que no creen a los de la corbata y las palabras exactas, se lanzan a otro tipo de revolución, la revolución fascista, ni más ni menos, la revolución que promueve el odio. Así de grave es crear falsas ilusiones y fracasar lamentablemente en este campo.


Dice Naranjo en su monumental “La agonía del patriarcado”, libro que te recomiendo leer y estudiar:


“Pues ya está suficientemente claro que incluso las revoluciones mejor inspiradas fracasan si no pueden Apoyarse en una transformación del ser humano, y que la sociedad a la que aspiramos solo podrá transformarse a partir de un número suficiente de individuos transformados”

La agonía del patriarcado- Claudio Naranjo


“Una vez, uno de mis profesores en la Facultad de Medicina, Ignacio Matte-Blanco, psicoanalista chileno emigrado a Italia hace muchos años, me contaba de un amigo suyo que había querido estudiar medicina porque le atraía como vocación ocuparse del ser humano, comprender la mente humana. Con el tiempo, llegó a darse cuenta de cuán imposible resultaba pretender construir una auténtica ciencia de la mente, y al final dedicó su vida al estudio de la trasmisión de los impulsos nerviosos y la polarización de la membrana del eje neuronal del calamar. Creo que a todos nos ha pasado un poco eso: que por ser científicos hemos limitado el campo de nuestros intereses a lo que la ciencia puede abarcar y medir, quedando así presos en uno de los juegos patriarcales, el cientifismo, que n o es por supuesto, lo mismo que la ciencia, sino tan sólo una caricatura del espíritu científico”

La agonía del patriarcado- Claudio Naranjo



“Parece darse por descontado que los conocimientos son equivalentes a la sabiduría, implícitamente se considera al amor como algo irrelevante, y la transformación de un individuo en un ser compasivo es algo en favor de lo cual nada podemos hacer “

La agonía del patriarcado- Claudio Naranjo



Puede decirse que cuando el cerebro racional del individuo deja de ejercer un monopolio absoluto sobre su sistema neuropsíquico, no solamente se libera su cerebro intuitivo, sino también lo que el profesor Rof Carballo llamaba hace unas décadas el "cerebro interno", íntimamente ligado al mundo emocional”

La agonía del patriarcado- Claudio Naranjo



“De acuerdo con el neurofisiólogo doctor Paul Mc Lean, somos seres tricerebrados por cuanto poseemos una corteza cerebral (que constituye la porción más específicamente humana de nuestro sistema nervioso), un cerebro emocional, que  compartimos con el resto de los mamíferos, y un cerebro instintivo que tenemos en común con los reptiles”

La agonía del patriarcado- Claudio Naranjo



“Para ilustrar la diferencia entre saber y comprender supóngase una persona que ha estudiado todo lo que se puede estudiar, desde una visión teológica, antropológica, psicológica e incluso bioquímica, sobre un fenómeno humano conocido con el nombre de amor. El resultado es una persona que sabe todo sobre el amor, pero que nunca comprenderá el amor a menos que se enamore”

La agonía del patriarcado- Claudio Naranjo



“La conclusión que de esta observación emana es, quizás, la esencia misma de la megacrisis que estamos viviendo: el haber alcanzado un estadio de nuestra evolución en que sabemos mucho pero comprendemos muy poco. Ello no sería preocupante si no fuera por el hecho de que los grandes desafíos que ahora enfrenta la humanidad precisan, justamente, más de ser comprendidos que meramente conocidos”

La agonía del patriarcado- Claudio Naranjo

 

Jose Bravo

 

 

 

 

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