"Bien podríamos decir que la mayor parte de los problemas relativos al malestar y a la enfermedad se derivan de la falta de atención, de la desconexión, de una percepción y una atribución equivocadas de la angustia que caracteriza a la condición humana y de todo aquello que, de un modo u otro, soslayamos y dejamos de lado."
Dr. Jon Kabat-Zinn
La práctica de la atención plena- Kairos 2005
Desde hace unos pocos años se ha empezado a utilizar esta palabra para designar:
Vivir en el ahora, “siendo”. El estado vital de permanecer “siendo” y no simplemente “viviendo en nuestra cabeza” Muchos no se han planteado esta diferencia, creen que pensar es vivir y viceversa. Pero observándolo en profundidad, comprendemos que solo podemos estar atentos a una cosa en cada instante. Si permanecemos en nuestros recuerdos, ideaciones, juicios, reflexiones, miedos, y demás parloteo mental, no podemos estar en la sensación de ese momento, ya sea si estamos comiendo, caminando, haciendo el amor o en una reunión de trabajo.
A veces pasa que comiendo estamos dándole vueltas a aquel problema del trabajo, mientras caminamos al coche pensamos en la pelea con nuestra pareja de esta mañana (y lo hartos que estamos de que sea así…), luego, conduciendo nuestra atención fluctúa entre los anteriores problemas laborales y en ver lo mal que conducen muchos conductores ¡¡¡Dónde les han dado el carnet, ¿en la tómbola???!!!!.
Finalmente, haciendo el amor recordamos que hoy para comer teníamos nuestra comida preferida (¡vaya, y ni me di cuenta!).
Realmente no hemos disfrutado de la comida, hemos creado más negatividad interna hacia nuestra pareja, acercándonos a un nuevo conflicto, tal vez más grave; nos hemos cabreado conduciendo, y ni tan siquiera hemos disfrutado del sexo.
Bueno, ¡no ha estado mal el día de inconsciencia…!
“Vale más un solo día de una persona justa y despierta que cien años de una persona distraída e incontrolada”
Buda
Un entrenamiento en ese “estar despierto”, en ese vivir cada momento con la mente abierta y atenta. En realidad, sólo tenemos el momento presente. No tenemos otra cosa que ese “ahora”. Si nos empeñamos en desperdiciarlo, no tenemos absolutamente nada.
Es una camino al “darse cuenta” momento a momento de nuestra realidad, ir descubriendo quién somos y qué hacemos (dice la frase “no somos libres, porque aunque sabemos lo que hacemos, no sabemos por qué lo hacemos”).
“Solamente amanece el día
al cual estamos despiertos”.
H. Thoreau
Un proceso de liberarnos de nuestro peor enemigo que suele ser nuestros traumas no resueltos y nuestro persistente neuroticismo (esa ansiedad y pensamiento circular, negativo y auto-boicotenante).
Mindfulness sirve para aterrizar. Aterrizar desde la rutina y la inconsciencia, desde el mundo inventado para poder seguir adelante y los mecanismos de defensa que hemos creado para poder defendernos de la hostilidad.
Aterrizar desde las emociones negativas como la ansiedad, la ira o la depresión que nos arrastran tan a menudo y entorpecen o boicotean todo intento de crecer y prosperar vitalmente.
Y aterrizar en el fomento de lo mejor de nosotros mismos: la capacidad de generar emociones positivas y controlar las negativas, la creatividad, las relaciones sanas, el insight o comprensión de lo que hacemos y por qué lo hacemos y, consecuentemente, el autoconocimiento.
En ese mismo sentido trabaja una de las psicoterapias más prestigiosas de la actualidad: la psicoterapia Gestalt, que habla de darse cuenta como paso necesario para crecer y mejorar. Vamos caminando sin fijarnos en nada, perdidos en la inercia, hasta que nos miramos los pies y nos damos cuenta que llevamos un cepo en ellos que nos impide avanzar. ¡Vaya! pero ¡¡cómo he podido ser tan bruto de caminar tanto años con un cepo en los pies!!!!!.
Juan a sus 23 años no comprendía como discutía tan a menudo, sobre todo con su pareja. Solo después de un serio trabajo de mindfulness se dio cuenta de lo celoso y controlador que era. También comprendió que esos sentimientos procedían de una arraigada inseguridad, y también vio que podía tener algo que ver con su educación fría y con poco afecto. Juan le quitó la sábana a sus fantasmas y los miró cara a cara. Su vida y su relación empezaron a mejorar.
Marta, a sus 51 años, no sabe por qué toda la vida “toda la gente se intenta aprovechar de ella y de su buena voluntad, incluido sus hijos y marido”. Con el trabajo en mindfulness empezó a darse cuenta de su costumbre de arreglar todos los problemas a todo el mundo, de sobreproteger a los demás. Además, se dio cuenta de cómo adopta una actitud pasiva ante los conflictos, cediendo totalmente para evitarlos. También empezó a afrontar sus problemas de frente y a “observar para comprender”.
Pedro tenía a sus 53 años una lumbalgia crónica que le acompañaba casi en todo momento. Debió pasar numerosos años entre fisioterapeutas y médicos para comprender que ese tratamiento apenas le aliviaba. Tuvo que vencer esa arraigada (aunque nada justificada) convicción social que dice que los problemas físicos son de origen físico y han de ser tratados por medios físicos. Probó otra forma de encarar el problema, probó mindfulness. Pedro estaba muy motivado, su dolor persistente también le dio algo bueno. Con esta motivación y un trabajo serio Pedro mejoró como nunca antes lo había hecho.
Ese es el proceso de mindfulness, de “darse cuenta”. No es necesario hacer un master en psicología para mejorar, simplemente, observar atentamente, muy atentamente. Eso es mindfulness.
“Aquí y ahora significa estar enteramente en lo que se hace y no pensar en el pasado o en el futuro, olvidando el instante presente. Si no sois felices aquí y ahora, no lo seréis jamás”
T. Deshimaru
Empezar a darnos cuenta es empezar a deshacer esos complicados laberintos en los que andamos metidos, el laberinto de nuestras relaciones y sus conflictos, el laberinto de nuestros problemas familiares, el laberinto de nuestro desencanto laboral, el laberinto de nuestras adicciones emocionales. Y al darnos cuenta de nuestros laberintos, nos acercamos a quitarnos el cepo de los pies, y, ahora sí, empezar a dejar de jugar a hacer/hacernos daño y comenzar a aprovechar de una mejor forma nuestra vida y nuestro tiempo.
Jose Bravo
Psicólogo colegiado (M-23477), Monitor de Yoga, Pilates y Chi Kung
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